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Plaza De-Co

2013-2014

Panguilemo, Pelarco, Chile

Proyecto construido

Awards:

Finalista Taller de integración Latinoameicano, TIL 2014.

(Buenos Aires, Argentina)

Plaza De-Co se ubica al borde de la carretera Panamericana 5-sur en Panquilemo una pequeña localidad de 1.400 habitantes en medio del Valle Central Chileno la cual tuvo su auge gracias a la inauguración de la estación ferroviaria homónima en 1874 y una cantidad enorme de pequeños comercios asociados a la panamericana. En el cruce Panguilemo-Pelarco ocurría todo ello, generándose desde mediados de los 80` un pequeño conjunto comercial y habitacional asociado a la longitudinal, en el que convivían tres viviendas, un restaurante, una vulcanización y la tenencia de carreteras del área.

 

La necesaria modernización de la infraestructura vial de fines de los 90` realizada gracias a la licitación para el mejoramiento y ampliación de la carretera panamericana supuso el fin a gran cantidad de aquellas formas de vida, en ello el cruce no fue la excepción ya que no contemplaba detenciones debido en gran parte a la reubicación de la tenencia de carreteras 237 km al norte ya que la renovación estipulaba  una redistribución de todos estos puntos de control a lo largo de la ruta.

 

Acaecido el cambio de locación la ex tenencia empezó a funcionar como una comisaría más de la zona, la cual debido a la política territorial de carabineros fue abandonada en 2001 dejando el edificio en un Gap temporal entre viejo y posible nuevo destino. Esta transición espacial, género gran incerteza en la comunidad ya que poco a poco el edificio comenzó a ser desmantelado, transformándose apenas en el recuerdo de aquellas dependencias verde y blanco. Con el paso de los años quedo solo lo que nadie pudo robar, su sistema constructivo realizado en albañilería confinada. Debido a ello se convirtió en un punto de conflicto, obviamente se lleno de basura, de excrementos, de rayado, sin mas destino que ser un escombro al que la comunidad no deseaba acercarse.

 

Pero estos espacios de impunidad suponen una oportunidad, fuera de cualquier destino previsible o estimable, las ruinas, el vestigio de aquella exigua construcción podría, en su carencia de significado, permitir una experimentalidad inesperada.¿Cómo se le otorga nueva vida? La respuesta es quizás inverosímil: “un espacio de uso público” que permita nuevamente el detenerse, el juego de los niños o el descanso asociado esta vez a la caletera que aún comunica el pueblo y la capital regional.

 

Se decide entonces trabajar con acciones inversas, a partir de la de-construción se construye en base a la sustracción parcial de elementos. Sabiendo que el edificio se compone de una estructura de albañilería confinada en pilares y vigas de hormigón aparece la posibilidad de derribar todo aquello que no es parte de la estructura de manera de reinterpretarlo dejarlo con el mínimo estructural necesario dando paso a un bosque de pilares cubiertos por un textil de malla rashell blanca tensada e izada por un extremo.

 

La subversión en Plaza De-Co tiene algo de lúdico y de simbólico, de ready made y de protesta contra el abandono. Demuestra que más con imaginación que dinero, los espacios abandonados están a la espera de arquitectura.

Plaza De-Co is on the edge of the Pan-American Highway or Route 5 towards the south, in Panquilemo, a small town of 1,400 inhabitants in the middle of the Chilean central valley. This town flourished with the inauguration of the homonymous railway station in 1874 and a significant number of small businesses linked to the Pan-American Highway. Thus, a small commercial and housing complex began to develop at the intersection of Panguilemo-Pelarco in the mid-80s, comprised of three houses, a restaurant, a vulcanizing shop, and the control of certain roads within the area.

 

The required modernization of the road infrastructure during the late 90s - carried out thanks to the tender for the improvement and expansion of the Pan-American Highway - meant the end for countless of those ways of life. This intersection was not an exception. Since the renovation contemplated redistributing all the route’s checkpoints, the tenancy was relocated 237 km to the north, and consequently, the intersection was no longer a stop.

 

After this change, the former tenancy began to function as another police station in the area. However, due to the Carabineros’ (Chilean police) territorial policy, the building was abandoned in 2001, remaining vacant until further notice. This spatial transition created great uncertainty in the community as the building began to be dismantled, becoming only the memory of those typical green and white dependencies. As the years passed, the building was reduced merely to what no one could steal: its construction system of confined masonry. This remains became a point of conflict filled with garbage, excrement, graffiti, and so on. It was just rubble that the community preferred to keep at a distance.

 

Beyond any foreseeable or possible use, the ruins could allow, in their lack of meaning, an unexpected space for experimentation. How do we give them new life? The answer is perhaps implausible: a space for public use that could serve as a place to stop, to let the children play, or to provide a possibility to rest from traveling through the route that still communicates the town and the regional capital.

 

The decision was to work through inverse actions: to deconstruct based on the partial subtraction of elements. As the building has a masonry structure confined with concrete tie-beams and columns, tearing down everything that wasn’t structural would allow its reinterpretation. The structural minimum gives way to a forest of columns wrapped by a white netting fabric tensioned and hoisted at one end.

 

The subversion in Plaza De-Co has something playful and symbolic, in part a ready-made and in part a protest against abandonment. It shows that, with imagination rather than money, abandoned spaces are waiting for architecture.

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